Foto: www.elcolombiano.com |
Nuestra primera visita a
Angostura fue en motocicleta. De Medellín a este pueblo del norte de
Antioquia, que cuenta con alrededor de 12.000 habitantes, se demora uno casi
las 3 horas y media. Para llegar se pasa por los municipios de Copacabana,
Girardota, la Loma de matasanos en jurisdicción de Barbosa, Don Matías, Santa
Rosa de Osos y Yarumal por donde
finalmente se coge la carretera para entrar a Angostura.
Calle de la entrada y la salida. Foto desde el atrio |
Angostura es conocida principalmente por tener los restos
momificados, casi intactos –fueron restaurados en el 2000- del padre Mariano de Jesús Eusse, más conocido
como Marianito. Fue el mismísimo papa Juan Pablo II quien lo beatifico.
Desde antes de entrar al pueblo, se pueden ver avisos
turísticos que anuncian las “cavernas de Marianito”, lugar en el que –según me cuenta
un lugareño- durante la guerra de los mil días, se tuvo que esconder el sacerdote porque lo estaban persiguiendo. Allí, en esas cavernas, vivía, oraba y atendía
a sus fieles.
Pasando una curva, donde ya se puede ver a los lejos el
casco urbano, se encuentra el viajero un enorme cuadro del padre Marianito. Es
un mosaico de más de 4 metros de alto–según mis cálculos- con el rostro del
Beato, orgullo de los angostureños. Al
fondo, se ve el pueblito, típico escenario Antioqueño, con solo dos calles, y
en el centro la imponente catedral. Solo las montañas son más altas que la
iglesia.
Cuando entramos al pueblo, nos encontramos con un hermoso
parque empedrado, precedido por la iglesia, y con el Kiosco principal en el
centro. Muchos de los sitios –tiendas,
almacenes, restaures- llevan por nombre
“Marianito”. En el parque se filan las chivas, los chiveros, pasan los caballos,
pasean los campesinos y los lugareños.
Al fondo, justo al frente izquierdo de la iglesia, se
encuentra el museo Porfirio Barba Jacob. Pues no bastando con un beato, el
municipio tiene un poeta nacional que es casi un santo. El museo alberga varias de las pertenencias que fueron del poeta durante el tiempo que residió en Angostura.
Allí se encuentran también evidencias de sus milagros literarios. Hay
documentos, cartas en su puño y letra. Fotografías, historias y una directora
apasionada que cuida esmeradamente el legado del poeta Santarroseño.
Así como en el Municipio todos son devotos de Marianito,
muchos lo son también de Barba Jacob. El Alcalde me recitó un pedazo de la
Parábola del retorno y con pelos y
señales me explicó dónde queda la casa “que fue de Ricard”.
Angostura tiene, además de Beato y un poeta, un hermoso
paisaje natural y humano esperando ser narrado.
Aquí llegué para el encuentro con
los lectores de paisaje de la escuela del Chocho, Codesarrollo, el Liceo Departamental
Mariano de Jesús Eusse y jóvenes que participaran del taller de literatura y el
cineclub en la casa de la cultura (que es el museo) Porfirio Barba Jacob. Un
escenario perfecto para ¡Lectores somos y en el camino nos encontramos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario