8 de octubre de 2014

El territorio huele a sonrisa



Los niños y niñas de Santa Fe de Antioquia aceptaron la invitación de imaginar su territorio y así encontrar de qué manera se nombra, se mira, se huele, se escucha, se toca y saborea aquello que ven con frecuencia.





Partiendo de que para construir territorio hay que caminarlo, dibujarlo, también permite transitarlo desde otra perspectiva, más íntima e imaginativa. Ese fue el viaje propuesto. 




Para el ejercicio los niños y niñas se reunieron por grupos y pintaron aquellos lugares que les evocaban historias y recuerdos. Mientras se realizaba se habló sobre lo que representaba para ellos el territorio, intentando construir una anáfora oral, colectiva. A continuación el resultado, después de un filtro de selección, de la anáfora del territorio. 







El territorio es una flor de muchos colores.
El territorio es mi abuelito sentado fumando tabaco.
El territorio sabe a arroz con yuca y sopa de pasta.
El territorio es la niña que me gusta.
El territorio es mi papá montando conmigo bici.
El territorio es un monstruo de tres cabezas y patas de elefante.
El territorio es volver a casa.
En el territorio viven los terrícolas.
El territorio es un abrazo y mi mamá sonriendo.
El territorio es una moto-taxi fantasma.
El territorio es un cuento para leer en la escuela.





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