Los niños y niñas de Santa Fe de Antioquia aceptaron la invitación de imaginar su territorio y así encontrar de qué manera se nombra, se mira, se huele, se escucha, se toca y saborea aquello que ven con frecuencia.
Partiendo de que para construir territorio hay que caminarlo, dibujarlo, también permite transitarlo desde otra perspectiva, más íntima e imaginativa. Ese fue el viaje propuesto.
Para el ejercicio los niños y niñas se reunieron por grupos y pintaron aquellos lugares que les evocaban historias y recuerdos. Mientras se realizaba se habló sobre lo que representaba para ellos el territorio, intentando construir una anáfora oral, colectiva. A continuación el resultado, después de un filtro de selección, de la anáfora del territorio.
El territorio es mi abuelito sentado fumando tabaco.
El territorio sabe a arroz con yuca y sopa de pasta.
El territorio es la niña que me gusta.
El territorio es mi papá montando conmigo bici.
El territorio es un monstruo de tres cabezas y patas de elefante.
El territorio es volver a casa.
En el territorio viven los terrícolas.
El territorio es un abrazo y mi mamá sonriendo.
El territorio es una moto-taxi fantasma.
El territorio es un cuento para leer en la escuela.
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