El nombre dice mucho de nosotros y tal vez, de lo que hacemos o buscamos. Aunque no haya una respuesta contundente o clara desde los talleres en Santa Fe de Antioquia, los niños y niñas se atrevieron a jugar con sus nombres y buscar en ellos palabras que podrían decirles algo sobre sus vidas.
Este ejercicio de anagramas que consistió básicamente en una transposición de fonemas o grafemas de una palabra para construir otra u otras, partía de la búsqueda de aquellos elementos, sensaciones, sueños y miedos que se podría identificar por medio del nombre.
Cada niño o niña escribió su nombre en una hoja de block, luego recortó letra por letra y con la pregunta ¿Qué hay en mi nombre para mí? Revolvieron las letras y empezaron a construir palabras que anotaron en otra hoja de block. Al final se leyeron los nombres, las palabras encontradas y la relación que cada participante, creyó establecer.
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