La carta es un medio de comunicación que ha perdido vigencia con los avances tecnológicos. Ya viaja más rápido un mail que una carta escrita a mano. Por ello, está en desuso el cartero. Sin embargo, la epístola escrita a mano trasmite más que el mail porque se puede oler, doblar y guardar en un lugar que se considere importante. Por ello, en Santa Fe Antioquia, los niños y niñas de las instituciones CER Juan María Vargas, CER Paso Real y los de la Biblioteca Municipal les escribieron a destinatarios que no conocían. El único fin, extenderles un saludo y un abrazo por escrito.
Para empezar se les dijo a los niños y niñas que les iban a escribir a niños y niñas de otro municipio. A su vez, otros niños y niñas les iban a escribir a ellos.
Algunos niños y niñas que no sabían escribir se atrevieron a realizar un dibujo. Más que la palabra se pensó en el gesto de compartir.
Algunos contaron que les gustaba montar bici, otros que deseaban conocer a ese destinatario y otros más narraron detalles de sus vidas personales.
Al final cada participante fabricó un sobre donde guardó la carta. Los sobres se decoraron de diversas maneras. Alguno hizo un corazón, otro la cara de un oso, otro un avión.
De esta manera, el tallerista sería el cartero que se las llevaría y traería otras de vuelta. El cartero que llevaba en el morral mensajes que apenas empezaban el viaje por el territorio de la palabra.
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